Desde el anonimato (AKA el engaño)

Hoy he recibido una oleada de comentarios. Todo a partir de un artero ataque, proveniente del más absoluto anonimato.

Solo me llama la atención que tras la máscara anónima que ofrece la red y la posibilidad de opinar sin que sepan quien eres, te encuentras realmente como es la gente. Tras sonrisas de cordialidad y mientras uno esté de frente, puede que todos sean tus amigos y te reciban con los brazos abiertos. Incapaces de hacerte daño. Pero, ¿que pasa cuando nadie nos ve? ¿cuando no existe la posibilidad de ser detectados? Si nadie estuviera mirando mientras estás en el supermercado, robarías ese chocolate? Si tuvieras la certeza de que nunca nadie lo sabría, ¿te irías sin pagar del restaurante? Buena pregunta.

Como perfectamente se menciona en el Freakonomics:

¿Quien engaña? Si el interés es razonable, casi todo el mundo.

Ustedes dirán que no lo hacen, pero si la memoria no les falla se acordarán la vez que no le quisieron contestar el celular a alguien. O que rechazaron una invitación con una excusa falsa. O que les dieron vuelto de más y huyeron rapidamente.

En este caso el engaño proviene de poder decir lo que se piensa, sin decirlo de frente. Pero pierde toda validez. Por cobardía, por insensatez. Y ahora, ¿que me podrán decir desde el anonimato?


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