domingo, julio 16, 2006

El Perseguidor


Si algo me conocen, sabrán que me gusta la música. Y no me quedo en un solo estilo, sino que dependiendo del estado de ánimo, de recomendaciones o de locura pasajera, voy cambiando, busco nuevas influencias. Dentro de todos los estilos, el Jazz es uno de mis favoritos. Lamentablemente, no es de los más populares, asi que no me queda otra que disfrutarlo solo. Todavía me acuerdo de la vez que fui a ver a Los Titulares (la banda de Pancho Molina, ex Los Tres) que presentó su versión de A Love Supreme de John Coltrane. Es una de las grabaciones más notables de Coltrane y mientras yo estaba feliz, mis acompañantes bostezaban. Al final, para ellos la noche se salvó bailando Axé en el extinto Empanadium.

Uno de los pocos lugares en Santiago donde se puede escuchar Jazz en vivo es El Perseguidor (Antonia López de Bello 0126, Barrio Bellavista) un pequeño Bar-Restaurante donde caben unas 150 personas. Fue llamado así gracias a un cuento de Julio Cortázar, sobre la vida de un saxofonista de Jazz, y que según dicen está basado en la vida de Charlie Parker. Es un gran nombre para un lugar así. Clever, at least.

Anoche se presentaba en ese lugar el Sr. Cristián Cuturrufo, el más destacado trompetista nacional, con una de sus agrupaciones dedicada a la fusión del Jazz con el Funky. Excelente para un sábado en la noche, y a pesar de que fui solo, lo pasé extraordinariamente bien. El virtuosismo y la mágia de Cutu nos dejó a todos locos, que terminamos eufóricos de pie - yo inclusive sentado en el mesón de la barra del bar - ovacionando el tema final, una mezcla de Bésame mucho y Brazil ... cualquiera que hubiese estado anoche, independiente de su gusto por el Jazz, hubiese terminado de pie, gritando y pidiendo otra más.

Dicen que la mejor forma de aprender a valorar y querer el Jazz es escuchándolo en vivo. Y anoche, no quedó duda de aquello.