sábado, julio 08, 2006

Mundial


Antes gozaba con el fútbol. Y el mundial era una fiesta.

Cuando mi edad rozaba las dos cifras, caí enfermo con hepatitis. Porca miseria, dirán ustedes. Pero no, afortunadamente fue un par de días antes del inicio del Mundial de México en 1986, por lo que comprenderán que pasé un mes en cama dedicado al fútbol. Vi el mundial completo. Completé tres albumes, en la época en que las láminas eran de cartón y habia que pegarlas con cola fría. Me sabía los nombres, estatura, peso y club de cada jugador. Era totalmente fanático.

Pero ha pasado el tiempo y cada vez el mundial me interesa menos. En realidad es el fútbol el que ya no me interesa. En nuestro país, donde el fútbol está administrado, dirigido y practicado por analfabetos, la relación de cada uno con él tiene que ver con el grado de inocencia. Inocente aquel que cree que algún día nuestra pobre selección llegará a un mundial, sin utilizar la calculadora, sin especular que para clasificar hay que ganarle en el último partido a otro equipo por tres goles, siempre y cuando el país vecino pierda por cinco. Y el muy gil va al estadio, compra la camiseta, contrata el CDF. Inocentes aquellos que piensan que algún dia nos meteremos en la casta, donde están siempre los mismos. Lamentablemente no tenemos condiciones naturales y administrativas para ganarles a los grandes. Y así no se puede.

El fútbol y la inocencia. Hace rato que la perdí.