Una carta sin entrega

Estimada Miss Clear,

En relación a tu carta recibida en el día de hoy, en la cual agradeces y felicitas, quiero aclarar algunos puntos. En realidad quiero que sepas lo que pienso, en lo profundo.

Primero que todo, ¿recuerdas cuando tuvimos esa pequeña conversación sobre financiamento? ¿recuerdas cuando me dijiste que no te nombrara? Fue por temor, por temor a quienes hoy agradeces en primer lugar, dejando a la vista un espíritu rastrero. En primer lugar y muy especialmente, debiste agradecer a quienes colaboraron y contribuyeron en cada una de las actividades del año. Ellos fueron el soporte y el trabajo. Ellos construyeron, organizaron, aportaron y motivaron. Y no representamos a ninguna institución, nuestra bandera son nuestros sentimientos. Hiciste algo políticamente correcto, pero humanamente indigno.

Ahora, después del resultado de la fiesta de navidad, eres capaz de calificarla de hermosa. Después de que no querías que volaramos tan alto, que te quedaste de brazos cruzados y no fuiste capaz de donar ni un miserable centavo. Así es fácil, aparecer al corte de cinta, recibir los abrazos, apropiarse del trabajo ajeno. Segundo error, aún más imperdonable que el anterior. ¿Querrás que te agradezcan y aplaudan? ¿Querrás que te nombren la reina de la solidaridad? Puedes quedarte con el título si así lo deseas, nadie verdaderamente honesto lo quiere.

Cuando se organizan labores solidarias, no es necesario recordárselas a todo el mundo. En este caso no aplican los resumenes, ni las memorias institucionales. El valor de la solidaridad o de una buena acción permanece en nuestras conciencias, y se guarda como un gran tesoro. Nos ayuda a crecer como personas, a ver la vida desde otro punto de vista, a darnos cuenta de lo que cotidianamente es invisible a nuestros ojos. Y no es correcto vociferarlo y demostrarlo.

Finalmente, los que trabajamos lo hicimos en pos de un objetivo común. En función de los niños y las familias que les rodean. En ningún caso para cumplir tu sueño, porque hay asuntos más importantes que tu satisfacción personal.

Atentamente,
Un colaborador disidente